viernes, abril 12, 2013

27F de Ana Loyola.


Ana Loyola Ramos.
Crónica Día 27 de febrero 2010.- Catástrofe en Chile
Loc1: Cerca de las 3.34 de la mañana, en la ciudad de concepción, algo extraño comenzaría a suceder. Hace menos de dos meses me había mudado junto a mi pareja a un edificio de la Octavo Región, específicamente en la comuna de Hualpén.
Loc1: Ruidos extraños se escuchaban entre sueños, Sin embargo no tome atención a lo que sucedía, y seguí con los ojos cerrados. Al paso de unos segundos comencé a escuchar el estruendo  de cosas cayéndose y quebrándose con fuerza en el suelo de mi departamento en el piso siete.
Loc1: Sentada en la cama con los ojos abierto y sin entender que ocurría, miré hacia la ventana.
Loc1: Solo visualizaba una ciudad roja de furia, con voces de personas gritando ¡¡ayúdenme!!
Loc1: Sin esperar más desperté a mi pareja, quien con miedo solo comenzó a gritar por lo que estaba pasando.
Loc1: Un Terremoto de 8.8 azotaba la región de  Concepción, sin piedad alguna por aquellos que habitábamos el lugar. 
Loc1: Sentados en la cama y pidiéndole a Dios que todo terminara, el sismo comenzó cada vez más fuerte. Sin duda alguna los 4 minutos que duró el terremoto fueron los más terribles que habíamos vivido.
Loc1: Desesperados y con lágrimas en los ojos nos paramos a los pies de la cama, esperando que todo se calmara un poco. Lamentablemente el departamento se seguía balanceando. 
Loc1: Al paso de unos segundos salimos corriendo del departamento, dando gracias a Dios que la puerta de entrada de nuestra casa se había caído. Pero sin imaginarnos que todo recién estaba comenzando.
Loc1: Al salir a unos pasos del séptimo piso escuchamos la voz de nuestro vecino. Quien gritaba y suplicaba llorando que alguien lo socorriera. Sin pensarlo comencé a patear la puerta de entrada de su casa, derribándola y dejando libre el paso para que él con su mujer e hijo de 1 año salieran.
Loc1: Íbamos los cinco viendo como el edificio iba derrumbándose de apoco. Desesperada abrí la puerta de la escalera de emergencia.
Loc1: Al levantar la vista vimos como las paredes que rodeaban la escalera se habían derrumbado enteras, quedando lo único estable la estructura de la escala.
Loc1: Con apuro empecé a empujar a mi pareja, y así apresurarlo para que no nos cayera el edificio encima.
Loc1: Al llegar al segundo piso, vi como este se había hecho uno con el primero. Sin encontrar salida alguna y sin visualizar mucho lo que pisábamos  por el polvo que había, logramos encontrar una de las ventanas del primer piso.
Loc1: Saltando los escombros que rodeaban el edificio logramos salir casi ilesos del terremoto.
Loc1: Al estar a metros del departamento ya derrumbándose, era increíble ver como los automóviles azotaban la estructura del edificio, por este sismo que no solo había sido en la Octava Región, Sino que también en el resto del País.
Loc 1: Con el corazón palpitando a mil pedía a Dios que todo terminara, sin imaginar que la catástrofe aquella, recién comenzaba.
Loc1: Al paso de horas y en el estacionamiento de nuestra casa, veíamos como el aclarar del día nos dejaba observar  la magnitud del desastre que había quedado. 
Loc1: Sin más pensar y con miedo de que ocurriera un Tsunami nos subimos a nuestro vehículo con rumbo hacia la Cordillera.
Loc1: Cerca de las 11 de la mañana del mismo 27 de marzo, con miedo miraba como las calles de concepción se llenaban con personas que hacían una histeria colectiva de lo ocurrido.
Loc1: Eran increíble como la desesperación llevaba amiles de mujeres y hombres a saquear supermercados por el miedo de quedarse sin nada para comer en semanas, o también a aquellos que no les querían vender combustible, y con rabia y horror saqueaban las bencineras sustrayendo del suelo la bencina con botellas, para luego echarlas en bidones, los cuales servían para llenar el estanque de los vehículos. 
Loc1: Sin duda no era justificable su accionar, pero si los entendía.
Loc1: Lo que no podía entender era como personas que habían sufrido lo mismo que miles más, se hacían daños unos con otros.
Loc1: En la noche se vivió uno de los momentos más adrenalinicos que alguien pudo imaginar. Todos los ciudadanos cuidando sus casas con palos, cuchillos y lo que tenían en la mano para que los maleantes no vinieran a saquearles sus hogares y dejarlos con lo puesto.
Loc1: Horas interminables se vivían en casi todo el país. Pero muchos para aliviar aquel dolor se aferraban a la radio que era el único medio que funcionaba, por el corte de agua y de luz, dándoles una salida a los problemas que nos atemorizaban en aquellos días.
Lo1: Al término de 3 días pudimos comunicarnos con nuestra familia, quien desesperada nos podía volver.
Loc1: Sin pensarlo dos veces viajábamos a Santiago más de 16 horas para estar con nuestros seres queridos, y no viviendo una situación caótica como se vivía en la Octava Región.

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